
Trabajar desde casa ha pasado de ser una alternativa puntual a convertirse en una realidad cotidiana. Y con ello, surge la obsesión por tener el “setup perfecto”: múltiples pantallas, brazos articulados, gadgets ergonómicos de todo tipo… ¿pero de verdad necesitas tanto para estar cómodo y rendir al máximo? En este post exploramos la filosofía de la ergonomía minimalista, un enfoque práctico que te ayuda a trabajar mejor con menos, cuidando tu cuerpo, tu mente y tu espacio.
¿Qué es la ergonomía minimalista?
La ergonomía minimalista es la intersección entre dos conceptos: el cuidado postural y funcional en el trabajo, y el minimalismo como filosofía de vida. La idea no es renunciar a la comodidad, sino reducir el entorno a lo esencial, optimizando cada elemento para que cumpla su función sin generar distracciones ni desorden.
A diferencia de otros enfoques, aquí no se trata de tener “el último gadget ergonómico”, sino de adaptar lo que ya tienes —o invertir con criterio— para conseguir un espacio funcional, despejado y saludable.
Por qué menos es más (también en ergonomía)
El exceso de dispositivos y accesorios puede ser contraproducente: cables que se enredan, bandejas que no usas, luces que distraen, monitores que no miras. Todo esto consume espacio visual, mental y físico.
Un escritorio minimalista bien configurado permite:
- Mayor concentración y menos fatiga mental.
- Mejor postura corporal.
- Menor mantenimiento y limpieza.
- Más claridad a la hora de trabajar.
Y lo mejor: puedes lograrlo sin gastar una fortuna.
Los 6 elementos esenciales para una ergonomía minimalista
Aquí tienes una guía práctica para montar un espacio de trabajo cómodo y simple:
- Silla ajustable (aunque sea básica)
- No necesitas una silla gamer ni una de oficina de 1.000€. Basta con una que tenga respaldo firme, altura regulable y soporte lumbar. Lo importante es mantener la espalda recta y los pies apoyados en el suelo o un pequeño soporte.
- Escritorio limpio y sin profundidad excesiva
- Opta por una mesa con espacio suficiente para tu portátil/monitor, teclado y cuaderno. Nada más. Si no usas una segunda pantalla o tableta a diario, guárdala y gana espacio visual.
- Un solo monitor o portátil con elevador
- En lugar de dos o tres pantallas, prioriza un monitor principal a la altura de los ojos. Si trabajas con portátil, un soporte plegable es suficiente para levantarlo y mantener el cuello en una posición natural.
- Teclado y ratón externos básicos
- Si usas portátil, invierte en un teclado y ratón sencillos pero cómodos. Esto mejora la postura de brazos y muñecas sin ocupar mucho espacio ni requerir extras.
- Iluminación natural + lámpara regulable
- No necesitas luces RGB ni una lámpara industrial. Colócate cerca de una ventana y usa una lámpara cálida y orientable para las horas sin sol. Esto mejora tu concentración y tu salud visual.
- Un accesorio de apoyo: reposapiés o cojín lumbar
- Escoge solo un accesorio ergonómico clave para tu postura. Si estás bajo, un reposapiés puede marcar la diferencia. Si tu silla lo necesita, un cojín lumbar puede prevenir dolores de espalda.
Errores comunes al montar un setup en casa
- Sobrecomplicar el escritorio con gadgets que no usas (hub USB, bandejas, soportes múltiples).
- Colocar demasiadas cosas sobre la mesa: libros, altavoces grandes, lámparas decorativas…
- No ajustar la altura del monitor, forzando el cuello.
- No revisar tu postura cada cierto tiempo: puedes tener el mejor equipo, pero si te encorvas, no sirve de nada.
Consejos finales para mantener el minimalismo
- Aplica la regla de “un toque para guardar”: si no lo usas en una sesión, fuera del escritorio.
- Haz una revisión semanal y elimina lo que no hayas utilizado en 7 días.
- Usa cajas o cajones para mantener fuera de la vista lo que no es esencial.
- Recuerda: tu espacio de trabajo debe ayudarte, no distraerte.
Conclusión
La comodidad en el teletrabajo no tiene por qué venir acompañada de un escritorio lleno de gadgets. La ergonomía minimalista te invita a simplificar, a priorizar lo esencial y a construir un entorno que te permita rendir sin agotarte. Con pocos ajustes, puedes transformar tu espacio en una zona funcional, estética y saludable, sin llenar tu casa de tecnología innecesaria.
Al final, lo más ergonómico no es lo más caro, sino lo que mejor se adapta a ti.